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Master Hellcat

Correctivo

Aunque haga tiempo que no jugamos en el sentido estricto de la expresión, creo haber comentado alguna vez que nuestra condición como Amo y sumisa está siempre presente durante nuestras relaciones sexuales. Es inevitable que cuando mantenemos relaciones salgan a relucir nuestros roles: nuestro lenguaje corporal se ajusta a nuestros roles, ella me habla de usted, etc. Por lo tanto, aunque no juguemos –en el sentido de mantener una sesión- nunca dejamos de ser quienes somos.

Sin embargo cuando estamos un tiempo sin jugar, malaika tiene cierta tendencia a mostrarse impertinente. Tendencia que se agudiza cuanto mayor es el tiempo que ha pasado desde la última sesión. No sé si esto es algo que también os pasa a vosotros, dominantes, con vuestras sumisas/os. Pero desde luego, tengo cada vez más claro que malaika necesita de vez en cuando que la pongan en su sitio.

Ayer, la impertinencia rayó lo inaceptable, tras “recordarme”, mientras realizaba tareas del hogar, que hacía unas horas se había insinuado y yo no le había hecho caso. Su impertinencia fue subiendo de tono hasta que se me agotó la paciencia y decidí aplicarle un correctivo.

Sin salir de la cocina, donde había tenido lugar la conversación, abusé de sus pechos tras desnudar su torso. Después la llevé hasta la habitación donde seguí magreando su cuerpo y acabé de desnudarla. La llevé hasta la cama y la empujé. Ella, erróneamente, entendió que quería que se pusiera a cuatro patas y, antes de poder sacarla de su error, aún tuvo oportunidad de seguir en su línea rebelde “claro, ahora hacemos uno rápido a cuatro patas y ya está, ¿no?”. Lógicamente, este último comentario, hecho a la ligera, fue la gota que colmó el vaso. ¡Qué atrevimiento! ¿Acaso pretendía saber qué era lo que yo estaba pensando? ¿Qué era aquello? ¿El mundo al revés?

No recuerdo exactamente cuáles fueron mis palabras, pero recuerdo que incluyeron la palabra “puta” y le dije que quería que se tumbara boca abajo. Ella obedeció mientras yo salía de la habitación para buscar el material que necesitaba: tres cuerdas, las esposas, nuestra última adquisición. Para que os hagáis una idea, imaginad un pedazo de cinturón de piel de unos treinta centímetro de longitud. Aunque el objeto en cuestión no ha sido obtenido de ningún cinturón, sino que fue manufacturado ya directamente tal y como es. Por cierto, fue idea de malaika el adquirirlo… y además lo consiguió en el último sitio que os podríais imaginar.

Tras ponerle las esposas usé una cuerda para atar sus codos. Con las otras dos cuerdas, trabé sus tobillos y sus rodillas. Después me apliqué durante un buen rato a azotar sus nalgas con el cinturón alternando golpes más fuertes con pequeñas azotainas que, al estar sus nalgas ya rojas y doloridas, arrancaban de malaika gritos, lágrimas y súplicas. No me ablandé ante su sufrimiento. Todo lo contrario: necesitaba una severa lección y eso es lo que obtuvo.

Después de desatarla y quitarle las esposas, le separé las piernas y, estando ella aún boca abajo, la penetré. No me sorprendió notar que estaba muy mojada y, evidentemente, no perdí la oportunidad de comentárselo, asegurándome que mis palabras fueran lo más humillantes posible. No estuve mucho tiempo así. Al cabo de poco rato le ordené que se diera la vuelta y que separara las piernas y continué poseyéndola mientras le recordaba lo puta que era por permitir que me la follara de esa forma después de haberla azotado como lo había hecho.

Pero sabía que aún podía humillarla más y a ello me apliqué: le expliqué que a continuación usaría su boca para darme placer y que después ella se pondría arriba clavándose en mi miembro. Su reacción fue tal y como la imaginaba: chuparme era humillante, pero tenía un pase, pero ponerse ella arriba… eso ya era otra cosa. Llegados a este punto creo que el asunto merece una explicación. Cuando conocí a malaika, me dijo que nunca había mantenido relaciones situándose ella encima. Tenía miedo a quedarse bloqueada por no saber qué hacer o cómo moverse. Esta actitud, que no dejaba de ser consecuente con su forma de ser pasiva-sumisa, me sirvió para demostrarle que, como mujer y como sumisa, ella sería capaz de hacer cualquier cosa que se propusiera. Con paciencia conseguí que no sólo fuera perdiendo el miedo a ponerse ella encima, sino que además, es una de las posturas que más disfruta.

Sin embargo, en las circunstancias que nos ocupan, con malaika azotada y humillada, su respuesta cuando le anuncié que ella acabaría situándose arriba fue “No”. Evidentemente, me encargué de que se arrepintiera de esa respuesta. Así, entre lágrimas obedeció y tras el sexo oral –durante el que tampoco perdí oportunidad de humillarla con mis palabras-, adoptó la postura requerida encima de mí y comenzó a moverse. El instinto le hacía cerrar los ojos para sentir más el placer. Pero yo sabía que tarde o temprano los abriría para mirarme y, cuando lo hiciera, se cruzarían con los míos. Y así fue en varias ocasiones, en las que malaika apartaba rápidamente su mirada mientras su rostro se enrojecía –aún más- y su expresión facial ponía de manifiesto la profunda vergüenza que estaba sintiendo al mirarla estando ella en esa situación.

Finalmente le ordené que se pusiera a cuatro patas y le ordené que se masturbara mientras yo la penetraba desde atrás. Y así fue como acabó la sesión.

 

Hellcat

 

P.D.: más tarde malaika me comento que la había puesto en sus sitio, que le había encantado y que a ver si se repetía… ais, esta malaika que zorrilla es, jaja.

Conspiraciones II

Hace unos días escribí un post titulado "Conspiraciones". En él explicaba que W y yo habíamos ido de compras, que estábamos haciendo planes para divertirnos y que, de momento no os podía explicar nada más. Pues bien, ha llegado el momento de explicar aquel post... y todo lo que pasó como resultado de nuestras conspiraciones.

Lo que aquel día compramos fue ni más ni menos que dos huevos vibradores con sus respectivos mandos a distancia. Nuestro plan original era quedar a cenar los cuatro, ellas con el huevo puesto y que W y yo nos intercambiariamos los mandos a distancia sin que ellas se dieran cuenta. Él se sentaría en la mesa ante malaika y yo me sentaría ante evangelin. Y cada uno accionaria a voluntad el huevo de la sumisa del otro.

Sin embargo, ya en la tienda, tuvimos que renunciar a parte del plan cuando nos informaron de que la frecuencia que usan todos los huevos es la misma. Es decir, que con cualquier mando se activan todos los huevos que estén a su alcance. A mi entender, este es un grave fallo del fabricante. Ya que sirve su producto en varios colores, por ejemplo cada color podría tener su propia frecuencia de transmisión y entonces... bueno, perdonad, que ya me estoy yendo por los cerros de Úbeda. El caso es que, forzados por las circunstancias, decidimos que activaríamos a la vez ambos huevos.

Llegados a este punto, os explico que el día antes de la quedada, se me ocurrió una idea para hacer la velada más picante. Mi sumisa malaika no sabía de qué se trataba, aunque sí sabía que algo estaba tramando. Evidentemente, tardó poco en contactar con su sumi-amiga para hacerle partícipe de que algo se estaba cociendo y comentar la jugada. Si es que a veces no hay ni que trabajar para ponerlas nerviosas... ellas solas se ponen!!! xd.

Cuando W y evangelin llegaron a casa, les pusimos sus respectivos collares, que ya no se quitarían en toda la velada. Y, por supuesto, cada una llevaba ya su huevo. De esta forma, durante la preparación (durante la preparación de la cena para explicarle a W la idea que había tenido para amenizar la velada) y degustación de la cena, W y yo fuimos poniendo y parando los vibradores. Y aunque ellas se esforzaban una y otra vez en disimular su efecto (con bastante éxito, eso hay que concedérselo), no siempre lo conseguían y, de vez en cuando, al poner el huevo en marcha, podíamos atisbar alguna que otra mueca que seguro que no era de sufrimiento.

Acabada la cena, y aprovechando que ambas habían salido un momento, desplegamos algo de material sobre la mesa, a saber: látigo corto de látex, caña, pala de madera, pinzas y pesos, dos pinwhhels, esposas y varias cuerdas. Cuando regresaron, W y yo procedimos a explicar a malaika y evangelin en qué consistiría el juego. Usaríamos un juego de mesa, del cual no diré el nombre (en realidad el juego es lo de menos, cualquiera puede servir si inventáis las reglas adecuadas), y jugaríamos por parejas, es decir: W y evangelin por un lado y malaika y yo por el otro. Las reglas habituales del juego indican que para ganar una partida hay que conseguir dos veces el objetivo del juego. Cada vez que una pareja consiguiera el objetivo, la sumisa de la pareja ganadora debería elegir uno de los objetos de la mesa (excepto las cuerdas) y el Amo de la pareja perdedora debería usar ese objeto en su sumisa según su criterio. Dicho de otra forma, usaríamos la empatía que hay entre malaika y evangelin (se conocen desde hace muchos años) en su contra, ya que la que eligiera el objeto sabría de antemano que sería usado en su sumi-amiga. Para finalizar, el Amo de la pareja que perdiera una partida (es decir, que la otra pareja ha conseguido dos veces alcanzar el objetivo del juego) usaría cuerdas para practicar un bondage en su sumisa, que debería llevarlo hasta que de nuevo alguna pareja ganase una partida. Por supuesto, esta regla sería acumulativa. Es decir, que si una pareja pierde dos partidas seguidas, los cuerdas se irían acumulando en su cuerpo. 

Por si os ha resultado una explicación muy farragosa trataré de resumirla: en este juego, de una forma u otra, las sumisas siempre pierden y los Amos siempre ganan xd.

Con este planteamiento os podréis imaginar que pasamos una velada genial. Sobre todo, nos reímos mucho. Seguro que repetiremos!!!

Hellcat

Un fin de año diferente

La idea se me ocurrió aquel mismo día. La fui madurando poco a poco, mientras malaika preparaba la cena, imaginando las diferentes situaciones, sus posibles reacciones y la mejor forma de aprovecharme de ellas. El juego constaría de tres fases, coincidiendo cada una de ellas con cada plato: primero, segundo y postre.

 

Con la mesa ya preparada, cogí el collar y me dirigí a la cocina, donde malaika perfilaba los últimos detalles, vestida para la ocasión con unos pantalones vaqueros, camiseta negra y, sobre ella, camiseta negra semitransparente.

Primera fase: durante el primer plato malaika estaría en la mesa con el collar puesto.

Soy consciente que de cualquiera no avezado en los juegos BDSM puede pensar que esta situación es trivial y que malaika lleve o no un collar al cuello mientras cena no es nada del otro mundo. Y tiene toda la razón. Pero precisamente la tarea del Amo es convertir esta situación trivial en una experiencia excitante para la sumisa, que al mismo tiempo la avergüence y le deje con ganas de ir a más.

Ciertamente conseguí el objetivo. Como siempre, mis comentarios, miradas y tono de voz consiguieron llevarla al estado mental deseado.

En algún momento, durante el primer plato, malaika contactó con sumi-amiga evangelin para hacerle partícipe de su situación y de que en el segundo plato y postres parecía que la situación se pondría más “difícil”. Desde luego, el hecho de que yo hubiera puesto la calefacción era un indicio a tener en cuenta.

 

El primer plato dio paso al segundo. Segunda fase: malaika se quedaría únicamente con la camiseta semitransparente, sin la camiseta negra y, por supuesto, sin sostén. Durante toda esta fase, el color rojo pasión que su cara había mostrado durante la fase anterior se transformó en un granate intenso que se mantuvo hasta la siguiente.

Llegados a este punto, se me ocurrió que ya que por iniciativa propia había sido ella la que había contactado con evangelin, no estaba de más que le comentara su situación actual.

Tuve una agradable sorpresa cuando malaika, aún más granate, me mostró su móvil, donde pude leer que evangelin le había mostrado a su Amo el mensaje en el que malaika describía su situación. El comentario de malaika fue: “si W me envía algún mensaje me muero de la vergüenza”. ¡Estaba claro que no podía desaprovechar la ocasión! Así que en un momento en el que malaika fue a la cocina, le envié un mensaje a W pidiéndole que escribiera algún comentario sobre lo que había leído.

El mensaje llegó al cabo de unos minutos. Cuando  malaika vio el remitente, se puso aún más nerviosa y su primer impulso fue no querer leer el mensaje. Le ordené que lo hiciera y el tono granate intenso de sus mejillas se tornó en lila cianótico. Entonces, para rematar la faena, le mostré el mensaje que yo le había enviado a W.

 

Mientras malaika preparaba el postre en la cocina, yo cogí dos pinzas y dos pesos (creo que son de 80 gramos) y me volví a sentar a la mesa. Tercera fase: malaika en topless con una pinza y un peso en cada pezón.

Cuando malaika sirvió el postre, le dije que se acercara a mí y que se levantara la camiseta para descubrir sus pechos. No sospechó, ya que se lo había ordenado un par de veces durante el segundo plato. Así que, cuando me saqué del bolsillo las pinzas y los pesos, dio un paso atrás y negó con la cabeza mientras me pedía que no lo pusiera en práctica. Claro… como si en algún momento hubiera contemplado hacerle caso, xd.

Ya con las pinzas y los pesos en su sitio me deleité con sus esfuerzos para volver a sentarse sin que el movimiento de los pesos lastimara en demasía sus pezones. Esta situación se mantuvo durante todo el postre, ya que el menor movimiento de su cuerpo, manos incluidas, provocaba un ligero vaivén en los pesos que ella notaba amplificado en sus pezones.

 

Terminada la cena, le concedí quitarse las pinzas, con el consiguiente dolor al retornar el flujo sanguíneo. Le ordené ponerse a 4 patas bajo la mesa para que me diera placer oral y, cuando quise más de ella, le ordené que fuera a la habitación, donde la penetré. Sin embargo ese no fue el final pues, aunque yo sí llegué al orgasmo, le prohibí que ella tuviera uno, de forma que ella seguía excitada, desnuda y con su collar cuando llegó el momento de tomar las uvas.

Tras esta forma diferente de entrar en el nuevo año, le ordené de nuevo que fuera a la habitación y, esta vez sí, malaika tuvo su tan deseado orgasmo.

Feliz Navidad

Os queremos felicitar la NAVIDAD y desearos un FELIZ 2013 para agradeceros una vez más que nos sigáis en este blog.
Vuestra ilusión hace crecer la nuestra.... así que en estos días mágicos deseamos que la ilusión nos llene a todos!!
 
Un saludo,
 
Hellcat y malaika

Conspiraciones

Esta mañana, aprovechando que ambos estamos de vacaciones, el señor W y yo hemos quedado para desayunar.

El motivo era charlar sobre BDSM y hacer planes para futuros juegos con nuestras respectivas sumisas. Yo le he hecho una propuesta, y W la ha aceptado. Me gustaría poder explicaros en qué consiste. Pero dado que ellas también leen este blog, y no estaría bien que conocieran la sorpresa antes de que la "sufran", me temo que por el momento no voy a decir nada. Pero no os preocupéis, porque cuando ocurra lo que tiene que ocurrir... aquí lo podréis leer ;).

Hellcat

P.D.: Evidentemente, este post también forma parte del plan. Qué pasa malaika y evangelin... ¿estáis nerviosas?... pues si no lo estáis, quizá deberíais estarlo :D.

Baño, caricias y BDSM (una vivencia del señor W y evangeline)

Hace unos días, hablando con Hellcat, le dije que hacía tiempo que no nos deleitaban malaika y él con ninguna de sus historias, las cuales en más de una ocasión han sido fuente de inspiración para mis sesiones con evangeline.

Hellcat dándome la razón me dijo que en breve miraría de colgar alguna cosa nueva, pero en ese momento pensé que estaría bien, por una vez , dejar que nuestras vivencias fuesen la historia y Hellcat, malaika y sus seguidores los lectores, para ver si así los animamos un poquito a compartir sus momentos BDSM.

Participé mi intención a evangeline de publicar una de nuestras últimas sesiones, y como era de esperar a ella se le puso la cara roja como un tomate y con la cara que pondría una niña a la cual están a punto de descubrir en alguna trastada me dijo;  ¡¡¡QUE NI SE TE OCURRA!!!

Esto evidentemente no hizo más que confirmar hasta que punto era buena idea hacerlo, así que con la complicidad de Hellcat, al cual le pareció tan buena idea como a mí, os presento esta pequeña historia ocurrida entre evangeline y yo hace pocos días.

Por cierto, evidentemente que en ningún momento he engañado a evangeline diciéndole que no iba a escribir esto, ya que primero  no creo que se tenga que engañar a tu sumisa nunca y segundo ,no veas lo que se llega a disfrutar viéndola como sufre  por no saber lo que voy a contar.

 

Baño, caricias y BDSM.

Hacía unos días que corría por mi cabeza una idea para poner en práctica en una de nuestras sesiones. La verdad es que siendo sincero la idea no era mía, sino que salió de un libro en el cual le hacían algo parecido a la protagonista.

La idea era, sin comentarle nada a mi sumisa, sorprenderla un día con la bañera preparada, bañarla con mis manos y después…

Así que me puse manos a la obra; compré unas bolas efervescentes para el baño, una velas olorosas, preparé las cuerdas, la fusta, el latiguillo y como no el antifaz para privarle la visión.

Esperé hasta el momento adecuado, una tarde noche, y cuando llegó a casa ya lo tenía todo preparado.

La verdad es que ese día en cuestión no llegó con el mejor humor del mundo, y me costó un poquito hacerla entrar en el juego, pero cuando vio todas las molestias que me había tomado, y ante la perspectiva de pasar uno de esos ratos que tanto nos gustan, en seguida se dejó llevar, y es que no hay nada como la perspectiva de una prometedora sesión para hacer que los malos humos salgan volando por la chimenea.

Le pedí que se desnudara, y ella como era de esperar obedeció, poniendo esa carita que pone siempre que entramos en situación de; ¡Voy hacer todo lo que me pidas!, ummm como me pone cuando se que va a ser totalmente mía sin ningún tapujo.

Le coloqué el antifaz para que no viera hasta el último momento como le esperaba el baño, até sus manos para evitar la tentación de quitarse la máscara demasiado pronto para ver, y por qué no reconocerlo, me gusta tanto tenerla dominada como a ella le gusta que la domine.

La lleve por el pasillo desnuda, tirando de la cuerda hasta el baño, y una vez dentro le permití quitarse el velo que cubría sus ojos, para que pudiese ver que le estaba esperando.

El baño estaba iluminado sólo por la luz de las velas olorosas, las cuales ya habían impregnado con su fragancia toda la estancia, la bañera llena de agua caliente pero sin quemar, muy a su gusto quiero creer. Liberé sus manos de las ataduras, no conviene mojar las cuerdas, y le pedí amablemente aunque con firmeza que se tendiera dentro de la bañera. Tome una de las bolas efervescentes que había adquirido para la ocasión, y se la puse en la espalda para que disfrutara de sus burbujas. Le pedí que se relajara y con las manos enjabonadas empecé a acariciar todo su cuerpo; primero su espalda, luego sus hombros, me acerqué sigilosamente hasta sus pechos, lo cuales ya empezaban a demostrar su alegría en los pezones, y mientras una de mis manos se quedaba deleitándose en la turgencia de sus prominencias pectorales, la otra, que también es muy lujuriosa, fue descendiendo por su abdomen hasta encontrar el camino que lleva a sus muslos. Acaricié una y otra vez el interior de sus piernas, acercándome peligrosamente en más de una ocasión a su sexo, pero cuando veía que ella estaba a punto de facilitarme la entrada, yo se lo negaba, diciéndole travieso; No hay que correr.

Continué  dilatándome en el tiempo disfrutando de todo su cuerpo, viendo como la ansiedad cada vez se apoderaba más de ella y en un momento dado, sin previo aviso,  decidí acariciar su clítoris, como me gusta cuando le das lo que está deseando y ves el placer reflejado en su cara.

Dediqué todos mis esfuerzos a darle placer con mis dedos, penetrándola primero con uno, luego con dos, tan profundamente como me era posible y con la otra mano, la cual no quería estar desocupada, empecé a pellizcar sus pezones, cada vez con más intensidad y por lo que pude adivinar por sus gemidos y expresiones evangeline lo agradeció profundamente.

Como no iba a dejarla acabar ahí, deje de acariciarla poco a poco y le dije al oído; Disfruta y relájate un rato, ahora vendré a buscarte.

Cuando tuve todo preparado, fui a recoger a evangeline al baño, la invité a levantarse, la sequé, con una toalla y volví a colocarle el antifaz, me encanta que no pueda verlas venir.      Até sus manos de nuevo, y con otra cuerda rodeé sus pechos por arriba y  abajo, haciendo con esto que sobresalieran más de lo que normalmente lo harían, y entonces la llevé hasta el comedor.

Hice que se tendiera en la cheslong , levanté sus brazos por encima de su cabeza para así tener una buena visión de sus tetas, separé sus muslos y dejé totalmente expuesto su coño.  La dejé unos segundos en esa posición para disfrutar un poco de la vista, y empecé a recorrer toda la parte anterior de su cuerpo con mis manos, mi lengua, mordí sus pezones y aproveché para colocarle un par de pinzas en cada uno de sus atributos, después continué dándole mordiscos hasta llegar a su clítoris.

Como me gusta tener la oportunidad de comer su coño recién bañado, penetrar con mi lengua cada uno de sus rincones, mientras oprimo con mis manos sus pechos, subiendo exponencialmente la intensidad de esta acción conforme sube su excitación.

Dediqué largo rato a hacerla disfrutar, tanto con mi lengua como penetrando con mi pene su vagina, hasta hacerla desear que la permitiese correrse, pero aún no había llegado el momento.

Hice que se pusiera de pie y la arrodillé delante de mí, metí mi polla en su boca hasta que mi pene chocó con sus amígdalas y la obligué a chuparme la polla una y otra vez, cogiéndola con fuerza del pelo y obligándola a tragar mucho más de lo que hubiese deseado. Le presenté mis huevos y como ya sabe lo que me gusta, los chupó con su lengua con tanto gusto, que llegué a dudar  cuál de los dos lo disfruta más.

Después volví a levantarla y até la cuerda que ligaba sus manos a la barra que tiene nuestro sofá, que poco pensamos al comprarlo lo útil que iba a resultar ese supuesto adorno. Hice que se pusiera en pompa para poder ver bien su culo, y a modo de inicio le di un cachete con fuerza, que la hizo saltar por la sorpresa más que por el dolor. Tomé mi fusta y empecé a fustigarle el culo con ella, primero sin mucha fuerza, pero cada vez subía más la potencia ejercida en mis golpes y a la vez, evangeline,  cada vez demostraba disfrutar más del castigo recibido.

Ese fue el momento elegido para sacar a relucir mi latiguillo.

Como ella tenía los ojos tapados en todo momento, no podía saber que se le venía encima, así que decidí hacérselo saber, haciéndolo sonar profusamente con un par de movimientos al aire. En cuanto reconoció ese sonido, vi como se estremecía todo su cuerpo e incluso llegó a soltar un ¡ay! preventivo, pero como se que le gusta, ni se retiró ni se movió un ápice, y esperó gustosa a que el mismo sonido que la había hecho agitar tomase contacto con su piel.

Empecé a repartir golpecitos por todo su cuerpo, primero en los dos lados del culo, tomando un hermoso color rojizo en sus dos caras, luego visité su espalda, sus pechos, sus pies, su vagina, disfrutando con todos y cada uno de sus movimientos, gemidos, suplicas y quejas.

En ese momento yo estaba tan o más excitado que ella y ante la presencia de tan maravilloso culo, no pude más que penetrarlo, primero con un dedo y luego, dada la reciprocidad del placer  obtenido en la sodomía, clavé mi miembro hasta lo más profundo de él, y disfruté de su calor durante un buen rato. Normalmente dejo que ella termine antes que yo, pero hoy era un día especial y dejé que todo mi semen inundara su cavidad anal extasiado de placer.

Como no iba a dejar a evangeline con las ganas de un buen final, le di la vuelta, hice que volviera a tenderse en el sofá, separé sus piernas y con mis dedos, mi lengua y mis manos la acompañé hasta el deseado momento del orgasmo.

Como colofón final nos besamos  y obtuve  su aprobación a todo lo acontecido diciéndome; Hoy no ha estado nada mal.

Firmado Sr.W.

Respuesta correcta

Hoy era día de examen. Para empezar, tocaban veinte azotes, ya que ayer no pudimos hacer la sesión diaria (y sí, desde la fecha que podéis ver en el post anterior, malaika ha estado castigada con las condiciones que también podéis leer en el mismo post). Tras llegar del cine, le dije que adoptara la posición de castigo y procedí a azotarla con el cinturón.

Tras los veinte azotes, me situé detrás de ella y, mientras le acariciaba los pechos, le advertí que, al contrario que en todas las ocasiones anteriores, en las que Hellcat desaparecía en cuanto acababa el castigo, esta vez Hellcat seguía allí. Después me puse delante y, mirándola a la cara, le dije:

- Ahora me la vas a chupar.

- Sí, Señor -contestó ella.

Durante unos segundos la miré sin decirle nada. Finalmente, acerqué mis labios a su oído y le susurré:

- Respuesta correcta. Te levanto el castigo.

Y malaika se puso a llorar.

Hellcat

Falta y castigo

23.08.12

Empiezo a escribir este relato sentada en el sofá, desnuda, con tobilleras, muñequeras y el collar puestos. A mi lado tengo a mi Amo navegando por internet.

He llegado hace un rato a casa. Contenta porque ha sido un día con situaciones peculiares pero muy agradable. He entrado y me he puesto a explicarle a mi marido todas las anécdotas y le he preguntado qué tal su día.

Después de esto le he dicho: "cariño voy a dejar estas cosas y me voy a la ducha". A lo que Él ha contestado con un tono de voz de lo más normal: "muy bien cariño, pero cuando te hayas duchado no te vistas y te pones el collar y las muñequeras... no se si te voy a usar pero quiero tenerte así".

Buffff... ¡¡¡Ya está!!! Mi corazón ha empezado a latir más deprisa. Mi entrepierna, no hace falta que os lo explique. Se me ha puesto una sonrisa de oreja a oreja, y me he puesto las pilas para acabar cuanto antes. Cuando yo he acabado de ducharme Él estaba en la ducha. Me he apresurado a ponerme el collar (torpemente, con los nervios), las tobilleras y las muñequeras. Cuando me estaba poniendo las muñequeras, me ha dicho: "las tobilleras no hacen falta, ¿eh?". "¿Y si ya las llevo puestas?". "Pues déjatelas"... No sé si mi iniciativa de ponerme más cosas de las mandadas comportará alguna consecuencia.

Mientras Él ya estaba acabando del baño, yo me he arrodillado en el comedor apoyada sobre mis talones, con las piernas separadas y con los brazos detrás de la cabeza. Sé que le encanta. Mi sorpresa ha sido que no se ha recreado como hace habitualmente, sino que enseguida me ha pedido que me levantara y se ha acercado. Instintivamente yo he dado un paso hacia atrás pero enseguida me ha acerado a Él manoseándome los pechos y tirando/pellizcando mis pezones... buffff... mi respiración entrecortada manifestaba mi creciente excitación...  me ha puesto de espaldas a Él y me ha acariciado casi todo el cuerpo, acercándose a mi sexo pero sin llegar a él, volviendo a pellizcar suavemente mis pezones y, de golpe, me dice: "Hala, ya te puedes ir a sentar en el sofá y haz lo que quieras" (por supuesto, desnuda y sin quitarme lo puesto).

Y aquí estoy, sentada en el sofá escribiendo este relato y esperando lo que Él decida hacer conmigo. Espero sinceramente que me haga algo porque, hablando claramente, estoy muy cachonda.

.....

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Pasa el rato y no dice nada. Sigue con sus cosas. Le pregunto "¿Qué piensa hacer conmigo?", "¿Va a tener consecuencias que me haya puesto las tobilleras sin que me lo haya ordenado?" "¡¡Se acerca la hora de cenar!!"... y a todas las preguntas ni me mira y sólo levanta los hombros.

Le digo: "Señor, no pase de mi". A lo que Él, sin mirarme, me responde: "estoy ocupado".

Sé que no puedo insistir más. Estoy aquí para servirle y para que haga conmigo lo que quiera. Pero anhelo que me use, que me acaricie, que me pince, que me azote, que me folle, que me haga gritar...

Seguiré esperando.

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Me voy a hacer la cena :(.

Y sé que no hace falta que pregunte si me puedo vestir, aunque lo hago y la respuesta es evidente.

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Cuando empiezo a escribir esta parte del relato es por orden explícita de mi Amo ya que yo no lo quería acabar por estar avergonzada a causa de mi mala actitud...
Mientras estoy acabando de preparar la cena me hago un pequeño corte en el dedo sin importancia, pero del susto inicial Le aviso. Él viene enseguida y, después de ver que no es nada, empieza a acariciarme la espalda, los pechos, muy suavemente la parte más externa de mi sexo... y de golpe: "hala, ya podemos cenar". Me tiene muy caliente y dudo a la hora de sentarme ya que estoy demasiado húmeda y se que "mojaré" la silla de madera. Pido permiso para ir a limpiarme antes de sentarme, pero la respuesta es NO. Cuando me levanto para coger el postre Él se recrea haciendo comentarios sobre los fluidos que hay en la silla. Os podeis imaginar mi vergüenza y mi rubor.
Después de esto me manda al dormitorio. Me pone una cuerda por debajo de mis pechos y otra por encima y, con una cuerda más pequeña, une la parte central de tal manera que mis pechos quedan resaltados. Noto las cuerdas clavándose en mi piel porque estan muy apretadas... y me encanta.
Con un mosquetón une las dos muñequeras a mi espalda y me tira a la cama quedándome de lado. Entonces, con una cuerda une mis tobilleras y me hace doblar las piernas para juntar la cuerda a las muñequeras. Estoy totalmente immovilizada. Estando así de lado y en el borde de la cama, me mete Su polla en la boca. Se la chupo con gusto :).
Y al momento me deja y se marcha apagando la luz.
Al cabo de un rato vuelve, me pellizca los pezones, me tira del pelo, me recuerda que soy suya y que puede hacer conmigo lo que quiera y me deja boca abajo sin desatarme. En esta posición no puede follarme, ya que mis piernas dobladas, manos atadas a la espalda, las cuerdas... lo dificultan. Aún así me mete la puntita en mi húmedo y palpitante sexo. Eso me da más ansia. ¡¡¡La quiero dentro!!! Pero se vuelve a marchar, dejándome con la luz apagada. Estoy muy excitada. Quiero que me folle. La posición forzada en la que estoy desde hace rato me entumece las manos y los hombros, pero me da igual. Soy feliz porque estoy entregada a Él y cada molestia que note, dolor que me inflinja o humillación que reciba hace que me sienta más Suya.
Finalmente vuelve, me desengancha la cuerda que une las muñequeras con las tobilleras y dejándome boca abajo con las manos atadas me folla. Estoy muy mojada. Me encanta que me folle así, boca abajo y con las piernas juntas. Lo noto muy intenso. Después de un rato me desata las manos y me pide que me ponga a cuatro patas. De esta manera me folla con fuertes embestidas. Me encanta. Me hace jadear, mi respiración está entrecortada, me siento como Su puta, Su juguete y Su perra. Me da permiso para que, a la vez que me folla, yo me toque. Enseguida llego a un clímax brutal y no puedo reprimir un grito que intento ahogar para no asustar a los vecinos :P. Después de esto Él se corre dentro de mí.
Caemos extasiados en la cama. Mi orgasmo ha sido muy intenso porque me ha tenido toda la tarde cachonda perdida. Al cabo de poco rato de estar tumbados mi excitación vuelve a crecer, lo necesito otra vez, quiero más sexo, quiero otro orgasmo, quiero más dolor... ¡¡¡LE QUIERO A ÉL!!!
Y sin quererlo... lo estropeo todo, me equivoco y lo que ha sido una tarde genial acaba con un sentimiento de no ser digna de Él, de ser una puta inatisfecha que no le merece.
 
¿Y cómo hemos llegado a este momento? Porque aunque a Él no le apetece en ese momento jugar más, yo insisto y le echo en cara que no me cuida, y me enfado con Él, y le desafío desobedeciéndolo descaradamente (me quito el collar que me ha ordenado que me deje, me visto sin permiso...)  y todo por una pataleta de puta cachonda :(.
Y entonces me siento triste porque sé que me he equivocado. Él es la persona que más me quiere en el mundo, me cuida y me mima, me hace sentir viva, me hace sentir especial sacando lo mejor de mí y mostrándome siempre el lado positivo de las cosas, me hace sentir cosas que nunca hubiera imaginado... Y yo, sin razón, lo he retado, he sido impertinente y ahora me siento fatal.
Pero aún me puedo sentir peor. Después de todo esto se acaba la conversación entre nosotros. Por la noche me meto yo primero en la cama y, cuando se mete Él, no me abraza como de costumbre y no me dice nada. Es lo peor que me puede pasar. No quiere saber nada de mí.
 
 
24.8.12
 
Al día siguiente por la mañana le mando un mensaje de arrepentimiento y no me contesta, sólo un emoticono. Al mediodía le llamo en nuestro contexto vainilla y al final de la conversación le digo que malaika quiere hablar con Master Hellcat, pero me dice que no es momento, que por la noche ya hablaremos.
Le siento lejos y distante y me siento muy triste. Quizá habrá gente que leerá esto y pensará: "si sólo es un juego". Pero os aseguro que puede ser muy intenso y que muchas veces es mucho más que un juego. 
Finalmente, por la tarde noche Mi Amo habla conmigo. Aunque veo en su cara la decepción y la desaprobación, me siento más tranquila porque, como mínimo, me dirige la palabra. Y me la dirige para comunicarme mi castigo, que no tiene límite de tiempo. El límite lo marcará mi Señor, cuando valore que vuelvo a ser digna de Él. El castigo consta de tres puntos:
1. No habrá más sesiones de BDSM.
2. 10 azotes diarios cuando y como Él quiera. Cuando Él quiera dármelos me avisará y tendré que estar desnuda, de pie, con las piernas abiertas y con las manos detrás de la cabeza. Los contaré en voz alta.
3. Cuando hagamos el amor y/o follemos en nuestro contexto vainilla tengo totalmente prohibido hablarle haciendo ningún tipo de referencia a Él como Amo o cualquier comentario que tenga que ver con el BDSM. Si incumplo esta orden, incrementerá el númeo de azotes diario (NOTA DE HELLCAT: a razón de dos azotes adicionales por cada falta cometida).
 
 
27.8.12
 
Hoy es el cuarto día de castigo. Los azotes que me da desde el primero al último (y en dos ocasiones ya han sido más de 10) no son ni mucho menos cariñosos o sensuales. Al contarlos, y sobretodo los últimos, la voz me tiembla de dolor y miedo esperando el siguiente. Pero anhelo este momento del día. Y lo anhelo porque es el único momento que me encuentro con Él. Por ahora solo soy digna de Él para recibir mi castigo. Y aunque quiero que me considere digna a todos los niveles, aguantaré hasta que Él crea oportuno, demostrándole que estoy arrepentida y que haría lo que fuera para estar a su lado.
Tengo que decir que cada día después de la tanda de azotes me abraza, me besa y acaricia mi culo ardiete, rojo y dolorido por la pala, la fusta, la vara, su mano... No quiero que este momento acabe. Pero acaba, y anhelo que llegue el dia siguiente para volver a tenerle a mi lado.
 
Amo,
lo siento de verdad. Y el peor castigo no son los azotes que duelen y me dejan marcas que luzco durante unos días... sino tenerle lejos de mí.
Espero demostrarle que puedo ser digna de Usted nuevamente.
 
Su perra indigna, arrepentida y arrodillada a Sus pies.
 
malaika
 
 
Nota de Hellcat: ahora mismo son algo más de las 11 de la noche del día 28.8.12. Hoy malaika aún no ha recibido su castigo, pero lo recibirá en unos minutos. El primer dí, usé la pala de madera (10 azotes). El segundo día una zapatilla (12 azotes). El tercer día usé una vara de madera (10 azotes). El cuarto, una fusta (12 azotes). Y hoy toca de nuevo la pala (12 azotes). En cuanto acabe de postear esto, malaika recibirá su castigo.