La mesa
Bueno, pues aquí está, tal y como os había prometido en algún post anterior. Ya sé que suena a tópico, pero si esta mesa pudiera hablar podría contar más de una interesante historia.
Lo mejor de todo es que ya estaba en el piso cuando lo compré. Seguro que el anterior dueño nunca pensó en lo versátil que podría ser, jaja.
Como podéis apreciar en la foto, la clave de su utilidad está en su robustez y en sus cuatro sólidas patas. No es lo suficientemente grande como para que la sumisa pueda tumbarse completamente sobre ella, pero si se sienta en uno de sus bordes más cortos y apoya los pies en el suelo, entonces sí tiene espacio suficiente como para tumbarse y estirar los brazos por encima de su cabeza para que puedan ser atados a las patas. Después basta con atar sus piernas a la altura de las rodillas o tobillo a las otras dos patas. El resto ya depende de la imaginación del Amo ;).
Hellcat
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