Blogia
Master Hellcat

Juegos con "d" (versión de "d")

Tras escribir nuestra versión de los hechos, queríamos saber cómo había vivido ella su primera sesión. Así que le encargamos que escribiera un relato desde su punto de vista. Podéis leerlo a continuación.

Hellcat



Después de mucho tiempo dando vueltas por distintas comunidades online relacionadas con el bdsm, terminé conociendo a Master Hellcat y a Malaika en una página web... No eran el primer Amo ni la primera sumisa con los que hablaba, pero sí fueron, a pesar de mi renuencia incial justo por ese motivo, la primera pareja con la que entablé algún tipo de relación. Si bien es cierto que mi fantasía ha sido siempre llegar a tener una relación donde entregarme y ser sometida por el hombre al que amo, después de hablar en un par de ocasiones con esta pareja -que tanto representaba lo que yo deseo-, empecé a considerar cada vez más seriamente su invitación... Después del primer juego -el ’pequeño experimento’ de Master Hellcat-, y las sensaciones que hormigueaban en mi cuerpo y en mi cabeza, era algo que ya tenía decidido, ¿como negarme a algo así cuando la posibilidad de ponerme en manos de alguien más me seduce tan irremediablemente...?

Quedamos para vernos una tarde de domingo. Como primera ’prueba’, recibí indicaciones para usar un vestuario particular, así que pasé el día anterior buscando entre mi ropa algo que se ajustara, probándome combinaciones ante el espejo y, obviamente, con el sexo palpitando y humedeciéndose con la excitación cada vez que pensaba en lo que estaba a punto de hacer. El día de la cita llegué al lugar un poco antes que ellos, y me disponía a esperar afuera acompañándome por un cigarro para disimular un poco los nervios y la ansiedad, pero ellos llegaron enseguida y -aunque por un instante pasó por mi mente la idea de echar a andar en dirección opuesta- terminamos por encontrarnos y entrar al lugar: un bar tranquilo y apartado donde quiero creer que nadie se imaginaba que fuéramos algo más que un trío de amigos reunidos para charlar. Y precisamente eso fue lo que hicimos, hablar sobre bdsm, en un intento por conocernos mejor, generar cierta confianza, medir un poco el terreno antes de dar el siguiente paso, y -al menos yo- justo tratar de no pensar en ese siguiente paso, con todo y las eventuales bromas y comentarios bien-mal intencionados de ambos, que me hacían continuamente perder la concentración.

Pero el tiempo iba pasando y era claro que no podíamos seguir postergando la pregunta inevitable: yo tenía que decidir si iba a aceptar la invitación a ser sumisa de esta pareja... ¡con lo que yo detesto tener que decidir! Por eso agradecí internamente cuando Él me dio la indicación de ir al servicio y quitarme la ropa interior -a veces me hace falta ese tipo de motivación-; y a solas en el lavabo, me miré al espejo, con las medias y mi tanga ya en la mano, me di valor y salí, dispuesta ya a lo que viniera a partir de ese momento. ...y me equivoqué por primera vez... no me había quitado el sostén -pequeño lapsus- y cuando tuve que reconocerlo me sentí fatal... de vuelta en el baño sólo pensaba que no podía estar cometiendo errores tan elementales... vamos, que tenía que asegurarme de hacer las cosas bien o mejor dejar de hacerlas. Así que cuando volví y la siguiente ’sugerencia’ -cortesía de Malaika- fue que me desabrochara algunos botones y me sentara con las piernas separadas, hice mi mejor esfuerzo por cumplir correctamente a pesar de la obvia turbación que eso me causaba -ya sé que nadie se fijaba, pero yo sentía todas las miradas sobre mí-. Finalmente, cuando Master Hellcat hizo la propuesta definitiva de ir con ellos a jugar esa misma noche, todo lo que quería decir era que sí, pero por alguna razón -vergüenza, tal vez...- no podía hacerlo, no encontraba la forma, así que debió parecer que dudaba, pues Él intentó darme algunos argumentos que me convencieran... cuando en realidad lo que hacía falta era solamente que me diera la orden... a pesar de todo, no supe cómo, pero en algún momento logré hacerme decir que aceptaba y finalmente nos pusimos en marcha.

Los tres en el auto, yo en el asiento del copiloto, sentada no sobre mi falda sino con mi culo apoyado directamente en el asiento y todos los botones de mi blusa desabrochados, dejando total acceso a mis senos, hicimos el trayecto hasta su casa, lleno de paradas que Hellcat aprovechaba para explorar mi cuerpo, provocándome una excitación que yo intentaba mantener bajo control bromeando con ellos sobre lo largo que me estaba pareciendo el camino. Al llegar al parking, Hellcat me hizo bajar del auto y colocarme con la falda levantada y mostrando los senos recargada a un costado del auto -y aterrada de que alguien más me pudiera ver así-, mientras me tocaba y enseñaba mi cuerpo a Malaika, cuyo rol en ese momento aún me resultaba dificil de integrar, pues en momentos hacía comentarios o daba a su Amo ideas que a mí me hacían poner más nerviosa, y en otros se compadecía y refrenaba alguna de las ocurrencias de Él -creo que me salvó de una ’primera vez’ demasiado extrema, aunque indudablemente le puso su propio toque de ’maldad’ también-, y a mí me costaba más dejarme llevar en el juego por eso... quería jugar también con ella, pero no me resultaba fácil, pues no entraba en el esquema "Amo/sumisa" original para el que siempre he estado preparada.

Cuando por fin entramos a la casa, me sentí mucho más tranquila. Ya sin el riesgo de que alguien externo a nuestro juego pudiera percatarse de nada, estaba dispuesta a disfrutar mi primera sesión. Así que estuve encantada de permitirles ver y revisar mi cuerpo con calma en medio del salon y gocé el sentir las manos de Hellcat recorriendome y sus primeros azotes en mis nalgas, mientras Malaika nos veía desde el sofá. Me desnudé frente a ellos, nerviosa, pero demasiado excitada para dudarlo ni por un segundo y me dejé observar así, expuesta y ansiosa de ser usada por ambos, de modo que las primeras pinzas que colocó Hellcat en mis pezones las sentí casi como una caricia ansiada más que una forma de causarme dolor, y mientras me ataban sobre la mesa, lo único que deseaba era quedar completamente inmóvil, indefensa y a su disposición. Con los ojos vendados sentí las puntas de los pinwheels pinchar mi piel en distintos sitios y aunque en mi sexo era casi insoportable hice cuanto pude por no demostrarlo, pues no quería que se detuvieran... Ver la fusta y el látigo me hicieron temblar, pero la mirada de Malaika me tranquilizó y cuando Hellcat los hizo caer sobre mí cuerpo todo lo que sentía me llenaba de placer... que se multiplicaba sin duda por el efecto de las ’caricias’ de ambos, la presión del magic wand sobre mi clítoris y el orgasmo que sabía que no me habían de permtir tener aún.

Las cuerdas que me ataban me liberaron... a partir de ese momento ya no estuve nerviosa y sólo me dediqué a disfrutar tratando de hacer bien mi nuevo papel. Así que me dejé llevar en cuatro patas a la habitación por Master Hellcat que tiraba de mi cabello, atenta a que mi sexo y mi culo estuvieran todo el tiempo bien expuestos. Aunque nunca lo había hecho a otra chica, le comí el coño a Malaika para darle placer, sin detenerme cuando sentí las manos de Hellcat en mi sexo, su dedo en mi culo o el terrible magic wand torturándome al borde del orgasmo. Después tuvimos que cambiar de lugar y fue ella la que lamió mi coño empapado, pero aunque eso me daba placer me hacía sentir también incómoda... no sé... definitivamente me gusta más ofrecer que recibir... por suerte poco después Hellcat quiso penetrarme y volvieron a jugar conmigo ambos, hasta que tras un buen rato, mientras yo tenía en mi boca el miembro de él por fin me dieron permiso de correrme -claro, sin dejar de hacer lo mío-, y tuve así tres orgasmos increíblemente potentes, hasta que no pude más, tuve que pedir que me dejaran descansar, y Malaika se apiadó de mí.

"d"

 

0 comentarios