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Master Hellcat

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Esta mañana, aprovechando que ambos estamos de vacaciones, el señor W y yo hemos quedado para desayunar.

El motivo era charlar sobre BDSM y hacer planes para futuros juegos con nuestras respectivas sumisas. Yo le he hecho una propuesta, y W la ha aceptado. Me gustaría poder explicaros en qué consiste. Pero dado que ellas también leen este blog, y no estaría bien que conocieran la sorpresa antes de que la "sufran", me temo que por el momento no voy a decir nada. Pero no os preocupéis, porque cuando ocurra lo que tiene que ocurrir... aquí lo podréis leer ;).

Hellcat

P.D.: Evidentemente, este post también forma parte del plan. Qué pasa malaika y evangelin... ¿estáis nerviosas?... pues si no lo estáis, quizá deberíais estarlo :D.

Baño, caricias y BDSM (una vivencia del señor W y evangeline)

Hace unos días, hablando con Hellcat, le dije que hacía tiempo que no nos deleitaban malaika y él con ninguna de sus historias, las cuales en más de una ocasión han sido fuente de inspiración para mis sesiones con evangeline.

Hellcat dándome la razón me dijo que en breve miraría de colgar alguna cosa nueva, pero en ese momento pensé que estaría bien, por una vez , dejar que nuestras vivencias fuesen la historia y Hellcat, malaika y sus seguidores los lectores, para ver si así los animamos un poquito a compartir sus momentos BDSM.

Participé mi intención a evangeline de publicar una de nuestras últimas sesiones, y como era de esperar a ella se le puso la cara roja como un tomate y con la cara que pondría una niña a la cual están a punto de descubrir en alguna trastada me dijo;  ¡¡¡QUE NI SE TE OCURRA!!!

Esto evidentemente no hizo más que confirmar hasta que punto era buena idea hacerlo, así que con la complicidad de Hellcat, al cual le pareció tan buena idea como a mí, os presento esta pequeña historia ocurrida entre evangeline y yo hace pocos días.

Por cierto, evidentemente que en ningún momento he engañado a evangeline diciéndole que no iba a escribir esto, ya que primero  no creo que se tenga que engañar a tu sumisa nunca y segundo ,no veas lo que se llega a disfrutar viéndola como sufre  por no saber lo que voy a contar.

 

Baño, caricias y BDSM.

Hacía unos días que corría por mi cabeza una idea para poner en práctica en una de nuestras sesiones. La verdad es que siendo sincero la idea no era mía, sino que salió de un libro en el cual le hacían algo parecido a la protagonista.

La idea era, sin comentarle nada a mi sumisa, sorprenderla un día con la bañera preparada, bañarla con mis manos y después…

Así que me puse manos a la obra; compré unas bolas efervescentes para el baño, una velas olorosas, preparé las cuerdas, la fusta, el latiguillo y como no el antifaz para privarle la visión.

Esperé hasta el momento adecuado, una tarde noche, y cuando llegó a casa ya lo tenía todo preparado.

La verdad es que ese día en cuestión no llegó con el mejor humor del mundo, y me costó un poquito hacerla entrar en el juego, pero cuando vio todas las molestias que me había tomado, y ante la perspectiva de pasar uno de esos ratos que tanto nos gustan, en seguida se dejó llevar, y es que no hay nada como la perspectiva de una prometedora sesión para hacer que los malos humos salgan volando por la chimenea.

Le pedí que se desnudara, y ella como era de esperar obedeció, poniendo esa carita que pone siempre que entramos en situación de; ¡Voy hacer todo lo que me pidas!, ummm como me pone cuando se que va a ser totalmente mía sin ningún tapujo.

Le coloqué el antifaz para que no viera hasta el último momento como le esperaba el baño, até sus manos para evitar la tentación de quitarse la máscara demasiado pronto para ver, y por qué no reconocerlo, me gusta tanto tenerla dominada como a ella le gusta que la domine.

La lleve por el pasillo desnuda, tirando de la cuerda hasta el baño, y una vez dentro le permití quitarse el velo que cubría sus ojos, para que pudiese ver que le estaba esperando.

El baño estaba iluminado sólo por la luz de las velas olorosas, las cuales ya habían impregnado con su fragancia toda la estancia, la bañera llena de agua caliente pero sin quemar, muy a su gusto quiero creer. Liberé sus manos de las ataduras, no conviene mojar las cuerdas, y le pedí amablemente aunque con firmeza que se tendiera dentro de la bañera. Tome una de las bolas efervescentes que había adquirido para la ocasión, y se la puse en la espalda para que disfrutara de sus burbujas. Le pedí que se relajara y con las manos enjabonadas empecé a acariciar todo su cuerpo; primero su espalda, luego sus hombros, me acerqué sigilosamente hasta sus pechos, lo cuales ya empezaban a demostrar su alegría en los pezones, y mientras una de mis manos se quedaba deleitándose en la turgencia de sus prominencias pectorales, la otra, que también es muy lujuriosa, fue descendiendo por su abdomen hasta encontrar el camino que lleva a sus muslos. Acaricié una y otra vez el interior de sus piernas, acercándome peligrosamente en más de una ocasión a su sexo, pero cuando veía que ella estaba a punto de facilitarme la entrada, yo se lo negaba, diciéndole travieso; No hay que correr.

Continué  dilatándome en el tiempo disfrutando de todo su cuerpo, viendo como la ansiedad cada vez se apoderaba más de ella y en un momento dado, sin previo aviso,  decidí acariciar su clítoris, como me gusta cuando le das lo que está deseando y ves el placer reflejado en su cara.

Dediqué todos mis esfuerzos a darle placer con mis dedos, penetrándola primero con uno, luego con dos, tan profundamente como me era posible y con la otra mano, la cual no quería estar desocupada, empecé a pellizcar sus pezones, cada vez con más intensidad y por lo que pude adivinar por sus gemidos y expresiones evangeline lo agradeció profundamente.

Como no iba a dejarla acabar ahí, deje de acariciarla poco a poco y le dije al oído; Disfruta y relájate un rato, ahora vendré a buscarte.

Cuando tuve todo preparado, fui a recoger a evangeline al baño, la invité a levantarse, la sequé, con una toalla y volví a colocarle el antifaz, me encanta que no pueda verlas venir.      Até sus manos de nuevo, y con otra cuerda rodeé sus pechos por arriba y  abajo, haciendo con esto que sobresalieran más de lo que normalmente lo harían, y entonces la llevé hasta el comedor.

Hice que se tendiera en la cheslong , levanté sus brazos por encima de su cabeza para así tener una buena visión de sus tetas, separé sus muslos y dejé totalmente expuesto su coño.  La dejé unos segundos en esa posición para disfrutar un poco de la vista, y empecé a recorrer toda la parte anterior de su cuerpo con mis manos, mi lengua, mordí sus pezones y aproveché para colocarle un par de pinzas en cada uno de sus atributos, después continué dándole mordiscos hasta llegar a su clítoris.

Como me gusta tener la oportunidad de comer su coño recién bañado, penetrar con mi lengua cada uno de sus rincones, mientras oprimo con mis manos sus pechos, subiendo exponencialmente la intensidad de esta acción conforme sube su excitación.

Dediqué largo rato a hacerla disfrutar, tanto con mi lengua como penetrando con mi pene su vagina, hasta hacerla desear que la permitiese correrse, pero aún no había llegado el momento.

Hice que se pusiera de pie y la arrodillé delante de mí, metí mi polla en su boca hasta que mi pene chocó con sus amígdalas y la obligué a chuparme la polla una y otra vez, cogiéndola con fuerza del pelo y obligándola a tragar mucho más de lo que hubiese deseado. Le presenté mis huevos y como ya sabe lo que me gusta, los chupó con su lengua con tanto gusto, que llegué a dudar  cuál de los dos lo disfruta más.

Después volví a levantarla y até la cuerda que ligaba sus manos a la barra que tiene nuestro sofá, que poco pensamos al comprarlo lo útil que iba a resultar ese supuesto adorno. Hice que se pusiera en pompa para poder ver bien su culo, y a modo de inicio le di un cachete con fuerza, que la hizo saltar por la sorpresa más que por el dolor. Tomé mi fusta y empecé a fustigarle el culo con ella, primero sin mucha fuerza, pero cada vez subía más la potencia ejercida en mis golpes y a la vez, evangeline,  cada vez demostraba disfrutar más del castigo recibido.

Ese fue el momento elegido para sacar a relucir mi latiguillo.

Como ella tenía los ojos tapados en todo momento, no podía saber que se le venía encima, así que decidí hacérselo saber, haciéndolo sonar profusamente con un par de movimientos al aire. En cuanto reconoció ese sonido, vi como se estremecía todo su cuerpo e incluso llegó a soltar un ¡ay! preventivo, pero como se que le gusta, ni se retiró ni se movió un ápice, y esperó gustosa a que el mismo sonido que la había hecho agitar tomase contacto con su piel.

Empecé a repartir golpecitos por todo su cuerpo, primero en los dos lados del culo, tomando un hermoso color rojizo en sus dos caras, luego visité su espalda, sus pechos, sus pies, su vagina, disfrutando con todos y cada uno de sus movimientos, gemidos, suplicas y quejas.

En ese momento yo estaba tan o más excitado que ella y ante la presencia de tan maravilloso culo, no pude más que penetrarlo, primero con un dedo y luego, dada la reciprocidad del placer  obtenido en la sodomía, clavé mi miembro hasta lo más profundo de él, y disfruté de su calor durante un buen rato. Normalmente dejo que ella termine antes que yo, pero hoy era un día especial y dejé que todo mi semen inundara su cavidad anal extasiado de placer.

Como no iba a dejar a evangeline con las ganas de un buen final, le di la vuelta, hice que volviera a tenderse en el sofá, separé sus piernas y con mis dedos, mi lengua y mis manos la acompañé hasta el deseado momento del orgasmo.

Como colofón final nos besamos  y obtuve  su aprobación a todo lo acontecido diciéndome; Hoy no ha estado nada mal.

Firmado Sr.W.

Respuesta correcta

Hoy era día de examen. Para empezar, tocaban veinte azotes, ya que ayer no pudimos hacer la sesión diaria (y sí, desde la fecha que podéis ver en el post anterior, malaika ha estado castigada con las condiciones que también podéis leer en el mismo post). Tras llegar del cine, le dije que adoptara la posición de castigo y procedí a azotarla con el cinturón.

Tras los veinte azotes, me situé detrás de ella y, mientras le acariciaba los pechos, le advertí que, al contrario que en todas las ocasiones anteriores, en las que Hellcat desaparecía en cuanto acababa el castigo, esta vez Hellcat seguía allí. Después me puse delante y, mirándola a la cara, le dije:

- Ahora me la vas a chupar.

- Sí, Señor -contestó ella.

Durante unos segundos la miré sin decirle nada. Finalmente, acerqué mis labios a su oído y le susurré:

- Respuesta correcta. Te levanto el castigo.

Y malaika se puso a llorar.

Hellcat

Falta y castigo

23.08.12

Empiezo a escribir este relato sentada en el sofá, desnuda, con tobilleras, muñequeras y el collar puestos. A mi lado tengo a mi Amo navegando por internet.

He llegado hace un rato a casa. Contenta porque ha sido un día con situaciones peculiares pero muy agradable. He entrado y me he puesto a explicarle a mi marido todas las anécdotas y le he preguntado qué tal su día.

Después de esto le he dicho: "cariño voy a dejar estas cosas y me voy a la ducha". A lo que Él ha contestado con un tono de voz de lo más normal: "muy bien cariño, pero cuando te hayas duchado no te vistas y te pones el collar y las muñequeras... no se si te voy a usar pero quiero tenerte así".

Buffff... ¡¡¡Ya está!!! Mi corazón ha empezado a latir más deprisa. Mi entrepierna, no hace falta que os lo explique. Se me ha puesto una sonrisa de oreja a oreja, y me he puesto las pilas para acabar cuanto antes. Cuando yo he acabado de ducharme Él estaba en la ducha. Me he apresurado a ponerme el collar (torpemente, con los nervios), las tobilleras y las muñequeras. Cuando me estaba poniendo las muñequeras, me ha dicho: "las tobilleras no hacen falta, ¿eh?". "¿Y si ya las llevo puestas?". "Pues déjatelas"... No sé si mi iniciativa de ponerme más cosas de las mandadas comportará alguna consecuencia.

Mientras Él ya estaba acabando del baño, yo me he arrodillado en el comedor apoyada sobre mis talones, con las piernas separadas y con los brazos detrás de la cabeza. Sé que le encanta. Mi sorpresa ha sido que no se ha recreado como hace habitualmente, sino que enseguida me ha pedido que me levantara y se ha acercado. Instintivamente yo he dado un paso hacia atrás pero enseguida me ha acerado a Él manoseándome los pechos y tirando/pellizcando mis pezones... buffff... mi respiración entrecortada manifestaba mi creciente excitación...  me ha puesto de espaldas a Él y me ha acariciado casi todo el cuerpo, acercándose a mi sexo pero sin llegar a él, volviendo a pellizcar suavemente mis pezones y, de golpe, me dice: "Hala, ya te puedes ir a sentar en el sofá y haz lo que quieras" (por supuesto, desnuda y sin quitarme lo puesto).

Y aquí estoy, sentada en el sofá escribiendo este relato y esperando lo que Él decida hacer conmigo. Espero sinceramente que me haga algo porque, hablando claramente, estoy muy cachonda.

.....

.....

Pasa el rato y no dice nada. Sigue con sus cosas. Le pregunto "¿Qué piensa hacer conmigo?", "¿Va a tener consecuencias que me haya puesto las tobilleras sin que me lo haya ordenado?" "¡¡Se acerca la hora de cenar!!"... y a todas las preguntas ni me mira y sólo levanta los hombros.

Le digo: "Señor, no pase de mi". A lo que Él, sin mirarme, me responde: "estoy ocupado".

Sé que no puedo insistir más. Estoy aquí para servirle y para que haga conmigo lo que quiera. Pero anhelo que me use, que me acaricie, que me pince, que me azote, que me folle, que me haga gritar...

Seguiré esperando.

.....

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Me voy a hacer la cena :(.

Y sé que no hace falta que pregunte si me puedo vestir, aunque lo hago y la respuesta es evidente.

.....

.....
Cuando empiezo a escribir esta parte del relato es por orden explícita de mi Amo ya que yo no lo quería acabar por estar avergonzada a causa de mi mala actitud...
Mientras estoy acabando de preparar la cena me hago un pequeño corte en el dedo sin importancia, pero del susto inicial Le aviso. Él viene enseguida y, después de ver que no es nada, empieza a acariciarme la espalda, los pechos, muy suavemente la parte más externa de mi sexo... y de golpe: "hala, ya podemos cenar". Me tiene muy caliente y dudo a la hora de sentarme ya que estoy demasiado húmeda y se que "mojaré" la silla de madera. Pido permiso para ir a limpiarme antes de sentarme, pero la respuesta es NO. Cuando me levanto para coger el postre Él se recrea haciendo comentarios sobre los fluidos que hay en la silla. Os podeis imaginar mi vergüenza y mi rubor.
Después de esto me manda al dormitorio. Me pone una cuerda por debajo de mis pechos y otra por encima y, con una cuerda más pequeña, une la parte central de tal manera que mis pechos quedan resaltados. Noto las cuerdas clavándose en mi piel porque estan muy apretadas... y me encanta.
Con un mosquetón une las dos muñequeras a mi espalda y me tira a la cama quedándome de lado. Entonces, con una cuerda une mis tobilleras y me hace doblar las piernas para juntar la cuerda a las muñequeras. Estoy totalmente immovilizada. Estando así de lado y en el borde de la cama, me mete Su polla en la boca. Se la chupo con gusto :).
Y al momento me deja y se marcha apagando la luz.
Al cabo de un rato vuelve, me pellizca los pezones, me tira del pelo, me recuerda que soy suya y que puede hacer conmigo lo que quiera y me deja boca abajo sin desatarme. En esta posición no puede follarme, ya que mis piernas dobladas, manos atadas a la espalda, las cuerdas... lo dificultan. Aún así me mete la puntita en mi húmedo y palpitante sexo. Eso me da más ansia. ¡¡¡La quiero dentro!!! Pero se vuelve a marchar, dejándome con la luz apagada. Estoy muy excitada. Quiero que me folle. La posición forzada en la que estoy desde hace rato me entumece las manos y los hombros, pero me da igual. Soy feliz porque estoy entregada a Él y cada molestia que note, dolor que me inflinja o humillación que reciba hace que me sienta más Suya.
Finalmente vuelve, me desengancha la cuerda que une las muñequeras con las tobilleras y dejándome boca abajo con las manos atadas me folla. Estoy muy mojada. Me encanta que me folle así, boca abajo y con las piernas juntas. Lo noto muy intenso. Después de un rato me desata las manos y me pide que me ponga a cuatro patas. De esta manera me folla con fuertes embestidas. Me encanta. Me hace jadear, mi respiración está entrecortada, me siento como Su puta, Su juguete y Su perra. Me da permiso para que, a la vez que me folla, yo me toque. Enseguida llego a un clímax brutal y no puedo reprimir un grito que intento ahogar para no asustar a los vecinos :P. Después de esto Él se corre dentro de mí.
Caemos extasiados en la cama. Mi orgasmo ha sido muy intenso porque me ha tenido toda la tarde cachonda perdida. Al cabo de poco rato de estar tumbados mi excitación vuelve a crecer, lo necesito otra vez, quiero más sexo, quiero otro orgasmo, quiero más dolor... ¡¡¡LE QUIERO A ÉL!!!
Y sin quererlo... lo estropeo todo, me equivoco y lo que ha sido una tarde genial acaba con un sentimiento de no ser digna de Él, de ser una puta inatisfecha que no le merece.
 
¿Y cómo hemos llegado a este momento? Porque aunque a Él no le apetece en ese momento jugar más, yo insisto y le echo en cara que no me cuida, y me enfado con Él, y le desafío desobedeciéndolo descaradamente (me quito el collar que me ha ordenado que me deje, me visto sin permiso...)  y todo por una pataleta de puta cachonda :(.
Y entonces me siento triste porque sé que me he equivocado. Él es la persona que más me quiere en el mundo, me cuida y me mima, me hace sentir viva, me hace sentir especial sacando lo mejor de mí y mostrándome siempre el lado positivo de las cosas, me hace sentir cosas que nunca hubiera imaginado... Y yo, sin razón, lo he retado, he sido impertinente y ahora me siento fatal.
Pero aún me puedo sentir peor. Después de todo esto se acaba la conversación entre nosotros. Por la noche me meto yo primero en la cama y, cuando se mete Él, no me abraza como de costumbre y no me dice nada. Es lo peor que me puede pasar. No quiere saber nada de mí.
 
 
24.8.12
 
Al día siguiente por la mañana le mando un mensaje de arrepentimiento y no me contesta, sólo un emoticono. Al mediodía le llamo en nuestro contexto vainilla y al final de la conversación le digo que malaika quiere hablar con Master Hellcat, pero me dice que no es momento, que por la noche ya hablaremos.
Le siento lejos y distante y me siento muy triste. Quizá habrá gente que leerá esto y pensará: "si sólo es un juego". Pero os aseguro que puede ser muy intenso y que muchas veces es mucho más que un juego. 
Finalmente, por la tarde noche Mi Amo habla conmigo. Aunque veo en su cara la decepción y la desaprobación, me siento más tranquila porque, como mínimo, me dirige la palabra. Y me la dirige para comunicarme mi castigo, que no tiene límite de tiempo. El límite lo marcará mi Señor, cuando valore que vuelvo a ser digna de Él. El castigo consta de tres puntos:
1. No habrá más sesiones de BDSM.
2. 10 azotes diarios cuando y como Él quiera. Cuando Él quiera dármelos me avisará y tendré que estar desnuda, de pie, con las piernas abiertas y con las manos detrás de la cabeza. Los contaré en voz alta.
3. Cuando hagamos el amor y/o follemos en nuestro contexto vainilla tengo totalmente prohibido hablarle haciendo ningún tipo de referencia a Él como Amo o cualquier comentario que tenga que ver con el BDSM. Si incumplo esta orden, incrementerá el númeo de azotes diario (NOTA DE HELLCAT: a razón de dos azotes adicionales por cada falta cometida).
 
 
27.8.12
 
Hoy es el cuarto día de castigo. Los azotes que me da desde el primero al último (y en dos ocasiones ya han sido más de 10) no son ni mucho menos cariñosos o sensuales. Al contarlos, y sobretodo los últimos, la voz me tiembla de dolor y miedo esperando el siguiente. Pero anhelo este momento del día. Y lo anhelo porque es el único momento que me encuentro con Él. Por ahora solo soy digna de Él para recibir mi castigo. Y aunque quiero que me considere digna a todos los niveles, aguantaré hasta que Él crea oportuno, demostrándole que estoy arrepentida y que haría lo que fuera para estar a su lado.
Tengo que decir que cada día después de la tanda de azotes me abraza, me besa y acaricia mi culo ardiete, rojo y dolorido por la pala, la fusta, la vara, su mano... No quiero que este momento acabe. Pero acaba, y anhelo que llegue el dia siguiente para volver a tenerle a mi lado.
 
Amo,
lo siento de verdad. Y el peor castigo no son los azotes que duelen y me dejan marcas que luzco durante unos días... sino tenerle lejos de mí.
Espero demostrarle que puedo ser digna de Usted nuevamente.
 
Su perra indigna, arrepentida y arrodillada a Sus pies.
 
malaika
 
 
Nota de Hellcat: ahora mismo son algo más de las 11 de la noche del día 28.8.12. Hoy malaika aún no ha recibido su castigo, pero lo recibirá en unos minutos. El primer dí, usé la pala de madera (10 azotes). El segundo día una zapatilla (12 azotes). El tercer día usé una vara de madera (10 azotes). El cuarto, una fusta (12 azotes). Y hoy toca de nuevo la pala (12 azotes). En cuanto acabe de postear esto, malaika recibirá su castigo.

Dormida

Ayer, cuando acabamos de comer, mi Amo me ordenó desnudarme, ponerme el collar, las muñequeras y esperarle en el sofá. Rápidamente cumplí sus órdenes ya con mi excitación a flor de piel. A parte, y por iniciativa propia, me puse también las tobilleras y preparé todos nuestros juguetes para que Él se pudiera servir sin tenerlo que ir a buscar: cuerdas, pinzas, pinwheels, fusta, látigos... mmmmm que ganas tenía de que lo utilizara todo :p.

Últimamente hacía mucho que no habíamos tenido una sesión de las largas debido al cansancio, estrés y falta de tiempo... sobretodo por mi parte. Y me moría de ganas de que me hiciera de todo y más.

Cuando ya lo tenía todo preparado le esperé sentada en el sofá, tal y como me había ordenado. No tardó en venir. Se sentó a mi lado y empezó a besarme y a tocarme, examinándome entera y examinando mi sexo, que por cierto, ya estaba más que húmedo!!!

Entonces me pidió que me pusiera de rodillas en una de las sillas que tenemos en el comedor. Es una silla robusta y ancha, de madera de teca y con un buen respaldo. Quedé con mi tórax apoyado en el respaldo y las manos atadas con las muñequeras… y la cuerda que las unía atada a  las patas de la silla. En esta postura a cuatro patas, mi culo, y también mi sexo, quedaban totalmente expuestos y yo no me podía mover. Y así mi Amo me penetró y me azotó con el látigo de tiras de cuero, con la fusta, con la mano y con un latiguillo de puntas de látex... mmmmmm aún me excito cuando lo recuerdo. Y todo esto lo acompañó con pinzas en los pezones y en algún momento me encontré con su polla en mi boca.

Mis brazos se empezaron a entumecer por la postura y entonces mi Amo me desató, me sacó las pinzas de los pezones (qué dolor cuando las saca!!) y me llevó a la cama donde volvió a unir las muñequeras y ató mis brazos por encima de la cabeza en la cama…. Y llegó mi gran torturador y amigo: el magic wand…. bufffff. Lo ató a un palo y me lo puso entre las piernas tocando la zona más sensible de mi sexo. Me hizo juntar las piernas, que de esta manera sujetaban el magic wand y el palo, y me ató con cuerdas para q no las pudiera separar. No podía escapar de esa intensa vibración y Él se tumbaba encima de mí para que con su peso se incrementara el contacto del vibrador y me hiciera enloquecer. A parte, me azotó los pechos con una considerable intensidad…. Me volvía loca de gusto y placer… y el dolor de los azotes llegaba un momento que desaparecía convirtiéndose en más clímax. Llegado a este punto mi abandono ya era total, estaba a su merced, no tenía que pensar, no tenía que hacer nada… tan solo sentir y disfrutar. Y confiar plenamente en Él. Ya no recordaba esta sensación. Creo que me corrí un par de veces sin descanso por en medio y entonces me dejó atada en la cama y Él se marchó a ver la tele. Era tanto el relax al que había llegado tras mi abandono total que me dormí…. Sí, sí, me dormí atada de piernas y brazos.

Me despertó Él cuando volvió a poner el Magic Wand en marcha y me volvió a torturar haciendo que me corriera de nuevo y nuevamente se volvió a marchar. Me volví a dormir….

Después de esto me volvió a despertar Él poniendo nuevamente el vibrador en marcha, que locura… pero me había retorcido tanto que el vibrador ya no estaba en su sitio y en lugar de recolocarlo decidió desatarme las manos. Me dijo que me acabara de desatar yo y que le esperara a 4 patas. Me folló de manera dura, como a mi me gusta, haciéndome comentarios que me humillaban pero que Él sabía que me ponían a 1000. En este momento le pedí que me dejara usar el magic wand o que me dejara tocar y me lo prohibió!! Buff, estaba malísima.

Entonces paró, se recostó y me pidió que se la chupara hasta correrse en mi boca. Y así lo hice. Durante la chupada me permitió volver a usar el magic wand con lo cual me volví a correr.

Cuando acabamos, como siempre, desapareció ese Master Hellcat duro y de voz autoritaria con mirada de “harás lo que te mande”, para convertirse en el Amo que al final de casi toda sesión me da mimos, me acaricia, me roza las zonas más doloridas y me besa como si fuera una niña pequeña. De esta manera me volví a dormir hasta la hora de la cena.

malaika

El otro día... al límite

Mi Amo aún está durmiendo y a mí las sábanas no me han podido retener más en la cama.

Hace un día parcialmente nublado dándole al cielo el toque que daría un pintor en sus lienzos y el viento hace bailar las hojas de los árboles.

Viendo este espectáculo desde la ventana de mi casa con unas bonitas vistas de Barcelona, me he acordado del otro día.

Siempre que tengo una sesión con mi Amo le digo que me tiene que llevar más al límite, que quiero que me dé más de un estímulo a la vez que al final me haga no pensar, que sea más duro conmigo...  y el otro día entendí por qué habitualmente no lo hace y pude comprobar también que Él me conoce mucho mejor a mí que yo a mí misma.

El otro día hizo lo que le había pedido tantas veces. Me pilló de sorpresa como en tantas otras ocasiones, y sabe que ésto a mí me pone a mil por hora. Encendidos los motores ya estábamos inmersos en nuestros roles. Un montón de estímulos me llegaban a la vez y sin parar hasta que llegó un momento en que no podía procesar nada: estímulos dolorosos en varias zonas de mi cuerpo a la vez y más intensos que en otras ocasiones, humillaciones físicas y verbales constantes, una dureza que no decaía ante mi llanto y mis súplicas.... y llegué a mi límite. Me colapsé. No podía pensar. Perdí el protocolo tuteándole siendo incapaz de llamarle de usted y era incapaz de seguir cumpliendo sus órdenes.

Tenemos un código de colores para nuestros juegos: amarillo implica que se tiene que bajar un poco la intensidad de los juegos y rojo que se tienen que parar. Nunca lo he tenido que utilizar con mi Amo y el otro día.... tampoco. Él mejor que yo supo que en ese momento teníamos que parar el juego, aunque yo quería continuar, para que no se convirtiera en una situación demasiado comprometida para mí. Al no haber cumplido todas sus órdenes me castigó dándome una tarea que tenía que cumplir cuando mi nariz estuviera destapada, ya que de tanto llanto la tenía totalmente llena de mocos y de esta manera me daba tiempo también a recomponerme.

Me sentí muy triste y avergonzada por no haber complacido al 100% a mi Amo y ésto, en el momento, aún me hizo llorar más. Pero ahí estaba Él tan dulce y comprensivo dándome mimos y diciéndome que estaba orgulloso de mí y que no me tenía que avergonzarme ni entristecerme (aunque a la vez me recordaba que tenía un castigo pendiente). Después me sentí feliz de saber que tengo a alguien a mi lado que me conoce tan y tan bien y que me hace crecer no sólo en el mundo BDSM sino en el mundo en general.

Y por supuesto que antes de irnos a dormir ese día cumplí mi castigo dejándole relajado y complacido.

GRACIAS de nuevo y siempre estaré a sus pies dispuesta a todo lo que me pida.

malaika

Exhibida, humillada y usada

Ocurrió hace unos días. Llegamos a casa después de hacer la compra. Galletas al armario, fruta y carne a la nevera... en fin ya sabéis de qué va el tema.

Yo sabía que ella no se lo esperaba. Y me gusta hacer estas cosas precisamente cuando menos se lo espera. Se habia sentado en el sofá y yo entraba en el salón. Le hice un comentario sobre algún tema que ahora mismo no recuerdo y añadí que se desnudara y fuera a la habitación.

Tardó un segundo en procesar la información. Se mostró sorprendida, pero también muy dispuesta. Me preguntó cómo deseaba que me esperara. Le dije que desnuda y boca abajo en la cama. Se sorprendió aún más. Yo sabía que la estaba descolocando y eso siempre me produce un placer perverso.

Obedeció y se tumbó boca abajo. Yo cogí tres cuerdas y entré en la habitación. Le dije que juntara las manos en la espalda. Sin problema. Pero cuando sintió la cuerdas inmovilizándole las manos comenzó, como siempre, a mostrar una creciente ansiedad. Ansiedad por no saber qué iba a hacerle. Ansiedad por verse inmovilizada e indefensa. Ansiedad porque se sentía asustada. Si viera esta situación en una sumisa que sé poco, de la que no conozco sus reacciones, me llevaría inmediatamente a preguntarle si está bien. Pero siendo malaika, sé que su ansiedad va pareja a una creciente excitación. Precisamente por los mismos motivos por los que aparece la ansiedad: indefensión, lo desconocido, un cierto grado de miedo...

Después de inmovilizarle las manos procedí a atarle las piernas juntas. Usé una cuerda a la altura de sus rodillas y otra en sus tobillos.

Mientras hacía esto, ella no dejaba de preguntarme qué iba a hacerle. Mis contestaciones iban encamindas a aumentar su inseguridad y ansiedad. Le comenté que haríamos algo que le haría pasar una vergüenza terrible y que ya lo habíamos hecho una vez hacía tiempo.

Hasta que no cogí el ordenador portátil y lo situé de forma que la cam la enfocara, no cayó en la cuenta de lo que iba a pasar: iba a ser exhibida en un wechat.

Comenzó a decirme que no podía hacerlo, que nos podían reconocer a nosotros. No, porque no te verán la cara y yo no saldré. Pues entonces reconocerían la habitación, el edredón... algo. Nadie reconocerá nada.

Naturalmente ella no sabía en ningún momento si la cámara estaba en marcha o si nos estaban oyendo. Eso formaba parte del juego. Era divertido oírla susurrar preguntando cada poco rato si nos estaban escuchando, si la estaban viendo, o suplicando que pusiera fin a esa situación. Sobre todo sabiendo que, conociéndola como la conozco, esa situación la estaba excitando mucho.

La verdad es que tan sólo puse la cam unas tres veces durante la sesión, y la duración de la exhibición no fue superior a los diez segundos durante cada una de las exposiciones. Pero claro, eso ella no lo sabía. Ni siquiera cuando usé el látido para azotarla en pies, piernas, nalgas y espalda.

En cada una de las tres cortas exposiciones, el tiempo fue suficiente como para que nos abrieran varios privados. Nada que no os podáis imaginar. Desde un simple "hola", hasta un "quiero ver como te la follas", pasando por una amplia variedad de comentarios. Me sorprendieron sobre todo aquellos que se dirigían directamente a malaika como si fuera ella la que se estaba exhibiendo y poniendo y quitando la cam. Al final no pude contenerme y, cuando alguien nos abrió un privado dirigiéndose a malaika para pedirle que pusiera la cam, le escribí "¿y cómo se supone que va a poner la cam si está atada?". Él contestó "coño, pues es verdad". En fin, sin comentarios.

Cuando me cansé de la cámara, cerré el ordenador y dediqué toda mi atención a malaika. Jugué con el látigo un rato más y después me quité la ropa, me tumbé sobre ella y la penetré, tarea que ella facilitó alzando su culo. Pude comprobar que estaba extremadamente mojada. ¡Vaya con la ansiedad!

La verdad es que ningún relato que pudiera escribir aquí podría reflejar lo que fue la sesión a partir de aquel momento. Lo que le hice sentir. El control que tengo sobre mi cuerpo me permitió prolongar su placer/agonía durante mucho rato. También la poseí analmente. La humillé haciendo que se sintiera como una puta. La sometí física y mentalmente. La usé para mi placer.

Cada vez que lo recuerda, se pone muy caliente :p.

Hellcat

Disfrutando con mi Amo

Ya hace tiempo que le digo a mi Amo que quiero que me apriete más en las sesiones que tenemos, siempre respetando su deseo y nunca imponiendo nada. Se lo digo a título de comentario cuando conversamos después de nuetros juegos. Y el otro día lo hizo. Físicamente puedo aguantar mucho más, pero mentalmente... se pasó 4 pueblos (pero de buen rollo).
 
La semana pasada, un día que llegué temprano a casa del trabajo (cosa poco habitual últimamente) nos apalancamos en el sofá y después de un rato de buena conversación empezamos a besarnos, acariciarnos, ponernos calientes..... hasta que con voz autoritaria, mi Amo me ordenó que cogiera 4 cuerdas, me desnudara y le esperara en la cama a 4 patas a que Él viniera. No me lo esperaba y el simple hecho de oir su cambio de tono de voz me puso como una moto :).
Ya desnuda encima de la cama y a 4 patas, me ordenó que me acercara hasta un extremo. Me ató las manos juntas y me obligó a que mis codos se apoyaran en la cama, y esa cuerda la ató en la cama. Después pasó una cuerda por cada muslo a la altura del plexo de la rodilla, atándolas también a la cama de tal forma que no podía tirar las piernas hacia atrás y obligándome a mantenerme en esa postura. Y finalmente la última cuerda la utilizó para asegurarse de que mis manos, aún estando atadas, no llegarían al borde de la cama donde confluían todas las cuerdas.
En ese momento yo estaba como un flan. Aunque confío plenamente en mi Amo, siempre que me ata no puedo evitar que mis nervios afloren en mi piel. Aunque siempre que estoy con mi Amo pierdo mi control ya que me someto a Él, cuando me ata percibo mucho más esa pérdida de mi autonomía y me hace resoplar y a veces temblar como una hoja.
En esa postura me azotó con nuestro nuevo látigo corto de 9 colas.... con el paso del tiempo me da la sensación que tolero peor el dolor aunque me encanta!! Buff, supliqué varias veces para que parara. Qué quemazón en la piel, qué dolor.... pero que calentón. Una parte de mí quería que parara, pero otra anhelaba que no hiciera caso a mis súplicas y siguiera azotándome.
También me obligó a que le chupara la polla, aunque eso me encanta. En algún momento empujaba mi cabeza para metérmela hasta el fondo de mi garganta hasta que me atragantaba y me hacía saltar las lágrimas (esto me pone malísima de calentura y simplemente por estar escribiéndolo ahora estoy mojando mis braguitas :)).
Todo lo que estoy explicando, claro está, iba acompañado de las palabras justas para hacerme sentir humillada y como la puta que soy.
Al cabo de un rato se puso detrás de mí y se dispuso a penetrar mi culo. Normalmente gozo del sexo anal... pero el otro día..... No sé si estaba nerviosa, si estaba tensa porque llevaba rato en la misma postura... pero la cuestión es que ese día me dolió mucho cuando mi Amo me penetró!! Quise que parara y aunque mi súplica fue muy insistente.... mi Amo no hizo caso y me penetró con dureza y sin parar. Me violó! Muchas veces hemos jugado a juegos de violación, consentida claro está, pero creo que realmente no me había sentido nunca violada de verdad. Ese día lo sentí. Sentí el dolor físico de la violación y la humillación que eso conlleva sin poder hacer nada porque estaba immovilizada. En ese contexto empezé a llorar como una niña pero Él seguía sin parar. Fue en ese momento cuando todo mi ser se abandonó por completo a mi Amo entendiendo que soy suya y que puede hacer conmigo lo que quiera. Y aunque suene contradiotorio, ese abandono de mi ser y el dejarme hacer sin más... acaba siendo reconfortante. Es una sensación rara e incongruente. Pero es así.
Finalmente noté su regalo en mis entrañas, se corrió. 
Tenía claro que en ese momento me desataría y me haría mimos  e incluso jugaría con mi sexo hasta que me corriera yo, como hace tantas otras veces..... pero en esta ocasión no fue así!! Me dejó allí atada en la misma postura, con su corrida dentro de mí y mi esfinter haciendo esfuerzos para que no saliera nada, y se fue a duchar. Me sentí como un objeto que ha perdido su utilidad. Eso me creó un gran sentimiento de humillación que hizo brotar nuevamente lágrimas en mis ojos.
Al cabo de un rato noté algo resbalando por mi entrepierna... mi esfinter no había podido contener del todo su corrida.... le pedí que porfavor me desatara y en lugar de eso puso un trocito de papel en el sitio de la cama donde ya había caido una gota de su regalo. Eso me hizo sentir aún más humillada de lo que ya estaba.
Finalmente, al cabo de un rato sin poder parar de llorar, mi Amo me desató masajeando las marcas que las cuerdas habían dejado en mi, sobretodo en mis muñecas.
Entonces me dijo que Él se iba al comedor y que yo tenía permiso para correrme sola en la cama si quería. NO QUISE. En esa situación y después de lo vivido mi placer sin su placer o sin que Él no interviniera no tenía sentido y preferí no correrme a pesar de lo caliente y excitada que estaba.
Entonces se tumbó a mi lado y me acarició de la manera más tierna y dulce que os podais imaginar.
 
Nota: Quiero aclarar que aunque me sintiera violada y le pidiera que parara, fue todo consentido. Si algún día quiero parar un juego de verdad, tengo mi palabra de seguridad y sé que mi Amo parará al instante.
Sé que habrá gente que leerá este relato y no entenderá estas sensaciones y sentimientos pero no cambiaría nada de mi vida y menos la parte del BDSM.
Además tengo la suerte de haber encontrado a mi Amo, quien me conduce por este camino aparte de compartir por completo nuestras vidas.
Amo le quiero!!
  
PD: Después de escribir todo esto reviviendo todas las sensaciones que sentí, no he podido evitar encerrarme en el lavabo (no estoy en casa) y masturbarme hasta correrme. No he pedido permiso a mi Amo y espero que no le importe :p.
malaika
Barcelona, 9 de agosto de 2011